San Valentín para corazones rotos

Otro año llega y también otro día de San Valentín. Y más allá discusiones tontas acerca de si es o no una festividad comercial, por qué lo es, de hecho genera miles de millones en utilidades y un monto de empleos, la verdad es que me gusta un muchísimo. Y es que encuentro esta fecha única, no solo porque me inspira a escribir sobre el amor entre chicos, sino también porque es un día que sirve de excusa para ser especial y derrochar cursilerías. Y claro, a eso sumémosle que hay millones de parejas enamoradas, felices, demostrando su amor en todas partes, cogidas de las manos, dándose besos y gritándole al mundo “aquí estamos y aquí seguiremos”. Esos corazones me llenan de ilusión y hacen que suspire y me enamore del amor.

Pero hoy no escribiré sobre ellos. Hoy quiero escribir de los otros millones de corazones rotos que lloran por la partida de ese alguien que los hacía sentirse completos, que les daba la fortaleza para levantarse y continuar. Este San Valentín, quiero recordar todos esos corazones rotos, no porque sea parte de ellos, sino porque siento que su tristeza me toca de cierta forma. Además, pasa que la esencia de San Valentin va más allá de celebrar las parejas felices, se trata en esencia de celebrar el amor, así se haya acabado, se haya roto o se haya interrumpido.

Y bueno, lo que pasa también es que hay un par de chicos cercanos a mí que han perdido sus amores para siempre. Los han perdido, no porque se hayan ido del país a cumplir sus sueños y hayan tenido que decir adiós, no porque hayan sido abandonados por una infedilidad o porque su novio encontró el verdadero amor en los brazos de alguien más. Tampoco los han perdido porque descubrieron que el amor de sus chicos, al fin de cuentas, no era bidireccional y mucho menos correspondido.

No, sus corazones no se han roto por eso. Están rotos, porque a quien tanto han amado se ha marchado a ser parte de la nación de las estrellas. Si queridos lectores, porque que han partido para siempre, porque han fallecido. Y lo que realmente pasa es que la sola idea me causa un vacío en el estómago, me espeluzna y me hace querer sentarme a llorar, porque aunque se me ha roto el corazón un millón de veces, mis amores han continuado con sus vidas, han encontrado nuevos amores y han sido felices, y claro que eventualmente yo he sido feliz por ellos. No me mal interpreten, que no hay corazones rotos más o menos importantes que otros. Todos sufren por igual, todos lloran por igual y al fin de cuentas todos aman, aunque no por igual.

Lo que pasa es que este tipo de partida es diferente, mucho más cuando no hay motivos suficientes para entenderla, y bueno de hecho creo que nunca habrá motivos suficientes en el mundo para entender esto. Hablar de la muerte nunca es fácil, menos cuando involucra un par de amantes y peor aun cuando uno de ellos es alguien que has querido tanto. De hecho, ni siquiera puedo imaginar el dolor de perder a esa persona especial. Y es que en el fondo, siento que muchos de nosotros seguimos siendo vulnerables, seguimos tratando de encajar y entender un mundo que nos juzga y nos maltrata. Sin embargo, cuando lo enfrentamos con alguien al lado, cuando lo hacemos acompañados, la carga se vuelve más liviana y a veces incluso desaparece.

Cuantas veces no he oído decir, o hasta he pensado, “al final somos los dos contra el mundo”. Y si, lo qué pasa es que a veces nos encontramos, a veces nos reconocemos, a veces, solo a veces, nos amamos y vivimos juntos y caminamos juntos y luchamos juntos, pero tristemente, la mayoría de las veces no morimos juntos. Probablemente no existen palabras de consuelo o ánimo, fuera del típico discurso que pretende aliviar el dolor de los corazones rotos diciéndoles frases cliché como “no lo has perdido, el sigue contigo”, “has ganado un ángel que te cuida desde el cielo” o “valora su recuerdo y da gracias por haber vivido un tiempo con él”.

La verdad es que hoy mi empeño tampoco es ese, no pretendo dar ánimos, porque las penas se llevan en el alma y nadie puede cargarlas por uno. Solo pienso que precisamente este día de San Valentín, quiero honrar la memoria de esos grandes amores, de esos corazones rotos que lloran y están tristes por la partida de sus amados.

Mi forma de honrarlos nos es otra que escribir esta crónica y luego salir corriendo donde mi peludito a decirle que lo amo, que soy feliz a cada instante que estoy a su lado y que a pesar de mi neurosis no me imagino los día sin él.

Mi forma de honrarlos es decirle a esos amores fugaces que he tenido, que no fueron tan fugaces, que su recuerdo brilla en mi mente y en mi corazón y que sus amores, aunque cortos, fueron sinceros.

Mi forma de honrarlos es decirle a mis grandes ex amores, que cada momento que vivimos fue único y que sin ellos no sería el hombre que soy ahora. Gracias por su amor, no lo olvido.

Mi forma de honrarlos es decirles a estos chicos que han partido, donde quiera que estén allá en las estrellas, que aunque no los conocí, sus amores fueron grandes, fuertes, inolvidables y formaron grandes hombres que preservan su espíritu entre nosotros.

En memoria de Dani, el chico de Guille. ♥♥

Fotografía: Nick Fuentes – Nicolas Fuentes H. Modelos: Cristobal Zuñiga y Felipe Acuña Fuente: https://www.flickr.com/photos/unicocreativo/

 

 

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